miércoles, 1 de diciembre de 2010

La serenidad la da Dios si la pedimos


Hola me da mucho gusto que pases por esta página para leer algo de lo que escribo. Te comento que cuando no tengo trabajo me doy tiempo para salir al centro de la ciudad y ver qué hay de nuevo por esos rumbos.

Pisar donde Cristo piso

Me acuerdo de una anécdota allá cuando yo era muy niño y vivía con mis padres en aquel hermoso ranchito que me vio crecer. Resulta que en aquellos tiempos mi papá tenía una enfermedad un tanto grave y se ponía enfermo cada fin de semana o cuando había dinero en su bolsillo. La enfermedad que tenían en aquel entonces se llama alcoholismo. Ya gracias a Dios y a su fuerza de voluntad salió de esa situación. No recuerdo la cantidad de años que ya lleva sin tomar pero anda por los diez o más.