Qué bueno que el fruto prohibido no fue
papaya.
Por
Modesto Lule
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Cuando Adán y Eva fueron expulsados del
paraíso el demonio salió corriendo tras ellos. Gozaba sintiéndose vencedor.
Había logrado su objetivo: la infelicidad del hombre. El demonio tenía envidia
de los hombres porque eran los predilectos de Dios. Cuando el demonio fue
arrojado del cielo por querer equipararse a Dios se juró a sí mismo que
haría hasta lo imposible para hacer infelices a los seres humanos.