Por el P. Modesto Lule msp
Twitter: @ModestoLule
Facebook: ModestoLuleZ
Ayer
terminábamos de rezar el rosario en comunidad entorno a una imagen de la virgen
María en medio del jardín. Un hermano miró el cielo y se quedo mirando
fijamente a una nube. Yo vire a la misma dirección y pude ver que había muchas
nubes. El hermano que miraba me voltea a ver y me dice, ¿es como un perro no?
Yo mire nuevamente la nube y vi como un toro, pero rectifique y afirme junto con él que en realidad era como un perrito jugando. Le comenté a otro hermano ¿ves lo que yo veo? Miro y no dijo nada, me le acerque más y le dije con el nivel de voz muy bajo: la nube parece un perrito. Levantó nuevamente la vista para ver la nube y no dijo nada. Faltaba una oración para terminar el rezo del rosario y el hermano que había visto primero la figura en la nube seguía mirando al cielo. Terminamos el rezo del rosario vuelvo a ver las nubes. Se me acerca y me dice: ¿Ya viste el avestruz que está allá? Y veo que en realidad ahí está una avestruz con la cabeza inclinada como comiendo algo. Miro un poco más a la izquierda y veo una figura como de león pero parado de manos, le digo al hermano ¿ya viste el león? Lo mira y ríe conmigo. Más abajo en otra nube pude ver la cara de un niño que reía. Ya se habían ido todos los hermanos y nosotros nos quedamos en ese lugar hasta que se desvanecieron las figuras de nube. Sorpresa, asombro, alegría fascinación, todo eso trae la vida cuando abrimos los ojos del alma y cuando nos dejamos llevar por la inocencia de un corazón que está abierto a los mensajes de Dios plasmados en toda su creación. No dejes que ese corazón de niño se haga un anciano amargado, trata de ver la vida con un corazón limpio y tierno, porque así la misma vida te sonreirá a cada instante. “Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios” Mt.5, 8.
Yo mire nuevamente la nube y vi como un toro, pero rectifique y afirme junto con él que en realidad era como un perrito jugando. Le comenté a otro hermano ¿ves lo que yo veo? Miro y no dijo nada, me le acerque más y le dije con el nivel de voz muy bajo: la nube parece un perrito. Levantó nuevamente la vista para ver la nube y no dijo nada. Faltaba una oración para terminar el rezo del rosario y el hermano que había visto primero la figura en la nube seguía mirando al cielo. Terminamos el rezo del rosario vuelvo a ver las nubes. Se me acerca y me dice: ¿Ya viste el avestruz que está allá? Y veo que en realidad ahí está una avestruz con la cabeza inclinada como comiendo algo. Miro un poco más a la izquierda y veo una figura como de león pero parado de manos, le digo al hermano ¿ya viste el león? Lo mira y ríe conmigo. Más abajo en otra nube pude ver la cara de un niño que reía. Ya se habían ido todos los hermanos y nosotros nos quedamos en ese lugar hasta que se desvanecieron las figuras de nube. Sorpresa, asombro, alegría fascinación, todo eso trae la vida cuando abrimos los ojos del alma y cuando nos dejamos llevar por la inocencia de un corazón que está abierto a los mensajes de Dios plasmados en toda su creación. No dejes que ese corazón de niño se haga un anciano amargado, trata de ver la vida con un corazón limpio y tierno, porque así la misma vida te sonreirá a cada instante. “Dichosos los limpios de corazón, porque verán a Dios” Mt.5, 8.
Hasta
la próxima.
2 comentarios:
k precioso mensaje y al observar la foto a mi se me afiguro a un caballo k presiosa foto, gracias padre por compartirnos.
Creo que el que tiene limpia el alma tiene limpio los ojos y puede ver un poco más allá, disfrutar, gozar y deleitarse con las cosas simples de la vida como los niños...Oh los niños son los mejores maestros, son ellos mismos.
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