Por Modesto Lule msp
Felipe caminaba rumbo a su casa. Por fin había obtenido lo que tanto estuvo buscando durante dos largos meses. Era una gran cantidad de barbitúricos. Ya nada lo podía detener; esa noche realizaría lo que tanto había pensado.
Para Felipe, la expulsión de la escuela, la ruptura con su novia, el choque que había tenido con el carro de su papá, la humillación que le hizo pasar su maestra, el despido de su primer trabajo, la cancelación para llegar tarde a casa y la muerte de su mejor amigo, iban a quedar atrás. Ya no más regaños ni humillaciones, ya no más desilusiones ni fracasos en esta vida. El suicidio sería la mejor salida. No hacía mucho el tenía todo para ser feliz pero se había terminado.
Casi llegaba a su casa cuando una ambulancia rompió el hilo de sus sueños con su ruido ensordecedor. Su mirada la siguió. Su corazón se empezó a agitar cuando miró a la ambulancia detenida frente a su casa. Algo había sucedido y tenía que averiguarlo.