Cuidando
nuestra salud espiritual, podemos también cuidar la salud física.
Por P. Modesto Lule msp
Twitter: @ModestoLule
Facebook: ModestoLuleZ
Al
reflexionar sobre esta serie de los pecados capitales que he estado escribiendo
es importante resaltar cada uno de ellos, para ubicarlos y reconocerlos. Si
queremos avanzar en la santidad es necesario hacer un ajuste en nuestras vidas
y siempre buscar reparar los desperfectos.
Los siete pecados, llamados «capitales», los enumeró san Gregorio Magno, y fueron reafirmados por santo Tomás y san Buenaventura. Cabe señalar que el término «capital» no se refiere la magnitud del pecado, sino porque da lugar a más pecados; la Iglesia enseña que son aquellos a los que la naturaleza humana caída está inclinada. La «gula» se entiende como el deseo desordenado conectado con la comida o la bebida. Y lo podemos interpretar de varias formas: comer o beber en exceso, contentar el gusto con ciertas comidas teniendo en cuenta que afectan la salud, comer alimentos costosos a sabiendas que la economía no es muy buena en el hogar, comer precipitadamente dándole más importancia a la comida que a los que le acompañan y tomar bebidas alcohólicas en exceso hasta perder la razón. El pecado de la gula tiene su raíz en el egoísmo desenfrenado.
Los siete pecados, llamados «capitales», los enumeró san Gregorio Magno, y fueron reafirmados por santo Tomás y san Buenaventura. Cabe señalar que el término «capital» no se refiere la magnitud del pecado, sino porque da lugar a más pecados; la Iglesia enseña que son aquellos a los que la naturaleza humana caída está inclinada. La «gula» se entiende como el deseo desordenado conectado con la comida o la bebida. Y lo podemos interpretar de varias formas: comer o beber en exceso, contentar el gusto con ciertas comidas teniendo en cuenta que afectan la salud, comer alimentos costosos a sabiendas que la economía no es muy buena en el hogar, comer precipitadamente dándole más importancia a la comida que a los que le acompañan y tomar bebidas alcohólicas en exceso hasta perder la razón. El pecado de la gula tiene su raíz en el egoísmo desenfrenado.
El
uso desmedido de los alimentos produce enfermedades y debilita la voluntad.
Nosotros podemos erradicar el pecado de la gula con ejercicios y sacrificios
que nos ayuden a fortalecer la voluntad. Ante los alimentos que son
perjudiciales para nuestra salud, muy a pesar del gusto que tengamos por ellos,
debemos de eliminarlos de nuestro menú diario. Nos ayudamos siendo precavidos
al momento de adquirir alimentos ya que no debemos gastar más de lo necesario
en ellos, pues nuestra economía es afectada seriamente cuando somos víctimas
del bombardeo continuo de los medios audio-visuales que nos invitan a comer
muchas cosas que en su mayoría son perjudiciales y pocas de ellas nutritivas. Otra
de las cosas que debemos atender sin dejar pasar, es el procurar comer con
moderación y en comunidad con los seres queridos. He visto en varios lugares
como algunas personas se precipitan a comer lo que se encuentra en la mesa y
hasta llegan a irritarse al ser interrumpidos cuando se encuentran comiendo con
una terrible indiferencia ante la plática de los demás comensales, como si
fueran unos desconocidos. Por eso, debemos procurar ser más pacientes y
comprensivos si en algún momento la ración de comida no es suficiente y al
mismo tiempo compartirla, esto puede ser un buen motivo para reducir estas
actitudes que nos llevan a cometer el pecado de la gula. Otra recomendación es
hacer oración antes y después de tomar los alimentos. Ser agradecidos con Dios por
lo que tenemos en nuestra mesa y podemos compartir con los demás. Para vencer
el pecado de la gula debemos ofrecer pequeños sacrificios que nos ayuden a
fortalecer nuestra voluntad. Reconociendo que ante el pecado de la gula nos
doblegamos por no tener voluntad firme. Para fortalecerla hacen falta esos
pequeños sacrificios en los momentos de la comida. Puede ser compartir siempre
de nuestro alimento con los que nos acompañen no importando si ellos tienen lo
mismo. En algunas comidas procurar no tomar bebidas azucaradas o con
saborizantes y pedir agua sin nada de azucares o saborizantes. Dejar que los
otros sean los que se sirvan primero y esperar hasta que ya todos se hayan
servido. Conforme avancemos en pequeños sacrificios podremos madurar y adquirir fuerza para rechazar toda tentación
que llegue a nuestras vidas, incluyendo de otro índole, no necesariamente
necesitas ser sobre la gula, recuerden que si nos dejamos vencer por la gula
nada difícil que caigamos también en la concupiscencia. En la vida no peca más
el que es más o menos fuerte físicamente, sino el menos mortificado. Si no hay
espíritu de lucha, un fracaso tras otro nos llevará a una caída irreparable. Recordemos
que la virtud no está hecha de actos heroicos, sino de pequeños actos hechos
con amor. Si Dios está con nosotros, ¿Quién contra nuestra?
Hasta
la próxima.
5 comentarios:
Hola padre no te gusto de conocerlo pero me gustan mucho sus temas sobre todo por me ayudan mucho en lo personal saludos
¡Ay padre! tantos pecados y los tengo todos...tengo tanto trabajo, tanto, tanto porque ahora soy conciente de ellos...gracias a usted.
Padre con perdón suyo yo no cónocia todos los pecados capitales pero ahora que los conozco creo que casi los tengo todos voy a tener que hacer algo para correjirlo jeje
Hola padre me encantan sus temas me gustaria un tema bien fuerte para la conversion para la cuaresma . Que Dios lo siga iluminando y le de mucha sabiduria. Para que siga compartiendo con nosotros saludos desde Bryan Tx .
Hola padre, una pregunta entonces si tomo refresco y se me antoja algo es gula??? y por q es pecado???
Publicar un comentario