Por Modesto Lule MSP
El
día de los muertos no es lo mismo que la fiesta de todos los fieles difuntos.
Aunque pareciera que es la misma esta dista mucho de serla.
Primero
hay que tener presente que la celebración de los muertos viene a ser una
tradición cultural donde se recuerda a los que ya murieron y se dedican altares
donde colocan fotos, flores y la comida que tanto gustaba en vida la persona
recordada. Esta tradición según los historiadores se da principalmente en
México 1800 años antes de Cristo.
Podemos
suponer que las celebraciones de ahora no son en nada parecidas a la de los
orígenes, pero si sabemos que los muertos eran tomados muy serio en la idea de
los orígenes de los tiempos según las creencias antiguas. En otra palabra más
“dominguera” y más precisa sería en la cosmología de los antepasados.
La
muerte fue, para muchos de los pueblos mesoamericanos de gran importancia
dentro de su sistema de creencias. La ofrenda del Día de Muertos es una mezcla
cultural donde los europeos pusieron algunas flores, ceras, velas y veladoras;
los indígenas le agregaron el sahumerio con su copal, la comida y la flor de
cempasúchil (Zempoalxóchitl). Algunos llegan a hacer interpretaciones con
respecto a colores y los 4 elementos para darle más realce o darle un
significado a esta celebración. Pero al no tener cosas realmente precisas no
son válidas dichas teorías.
La
ofrenda, tal y como la conocemos hoy, es también un reflejo del sincretismo del
viejo y el nuevo mundo. La celebración del Día de Muertos, como se le conoce
popularmente, se practica a todo lo largo de la República Mexicana.
Erróneamente se confunde la fiesta de todos los santos y de los fieles
difuntos.
En
la celebración del día de los muertos hay algunos llegan a creer que las almas
de los parientes fallecidos regresan a casa para convivir con los vivos y
nutrirse de la esencia del alimento que se les ofrece en los altares domésticos
en estas fechas. Esto sin duda es una creencia antigua totalmente contraria a
lo que señala la Iglesia en su doctrina. Las almas de los fieles difuntos no
pueden regresar como se cree en estas tradiciones culturales y menos a comer o
nutrirse de la esencia de las comidas. No es pues correcto adoptar posturas
contrarias con el cristianismo que puedan generar confusión en los que conocen
poco de la religión cristiana. Poner altares con comida o frutas hace una
conexión con la idea no cristiana de los antepasados en México. Puede quizá
hacerse un altar y poner las fotos de los que ya partieron de este mundo
acompañando con velas o cirios buscando provocar el rezo por las almas de los
que ya no están. Las calaveritas de dulce o el pan u otras cosas que son
decorativas pueden comerse con moderación para no provocar males en el organismo,
pero no se deben utilizar como si fueran parte de la creencia religiosa.
Vamos
a tratar de explicar porque coinciden las dos celebraciones en fechas y lo que
la Iglesia celebra con esta fiesta. La fiesta de Todos los Fieles Difuntos fue
instituida por san Odilón, monje benedictino y quinto Abad de Cluny en Francia
el 31 de octubre del año 998. Este santo exhortaba a sus monjes a rezar de modo
especial por los difuntos.
A partir ahí se comenzó a extenderse la
costumbre de interceder solemnemente por los difuntos, y llegó a convertirse en
lo que san Odilón llamó la Fiesta de los Muertos.
En
los países de cultura anglosajona o de herencia celta, se celebraba la víspera
de la fiesta de Todos los Santos el 31de octubre. Pero en los países de cultura
mediterránea, el recuerdo de los difuntos y la atención a la muerte se centra
el 2 de noviembre.
El
1 de noviembre día de la fiesta de Todos los Santos la Iglesia nos manda echar
en este día una mirada al cielo, que es nuestra futura patria. Se recuerda a
todos aquellos que ya están ante la presencia de Dios y que no son recordados
como los santos canonizados.
Y
es que hay millones que ya han llegado a la presencia de Dios. Muy seguro una
mayoría no llegaron de forma directa, quizá pasaron por el purgatorio, pero al
final lograron estar ante la presencia de Dios.
Los
santos canonizados son aquellos que en esta vida con su forma de vivir
enseñaron a otros el camino al cielo, por eso la Iglesia los canoniza y por eso
nos los presentan como ejemplos, como modelos para poder buscar imitar sus
virtudes y seguir muy de cerca a Jesucristo.
El
2 de noviembre es el día de los fieles difuntos, aquí la Iglesia invita a rezar
por todos aquellos que ya murieron pero que muy posiblemente no han alcanzado
el gozo eterno. Quizá estén en el purgatorio y necesitan de nuestras oraciones,
por eso hay que pedir en las misas por ellos y rezar en todo momento por su
eterno descanso.
Al
respecto, San Gregorio Magno afirma: "Si Jesucristo dijo que hay faltas que
no serán perdonadas ni en este mundo ni en el otro, es señal de que hay faltas
que sí son perdonadas en el otro mundo. Para que Dios perdone a los difuntos
las faltas veniales que tenían sin perdonar en el momento de su muerte, para
eso ofrecemos misas, oraciones y limosnas por su eterno descanso".
Etimología de DIFUNTO
La
palabra difunto (antes defunto) viene del latín defunctus, participio del verbo
defungi (ejecutar, cumplir), prefijado sobre el verbo fungi (desempeñar,
cumplir, terminar). Así difunto propiamente significaba en origen “el que ha
cumplido, el que ha terminado”.
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Hasta la próxima.
Hasta la próxima.
3 comentarios:
Gracias padre por la información. Bendiciónes.
Gracias padre,sus comentarios son de gran ayuda.
Gracias Padre Modesto! Realmente hay mucha ignorancia en estas tradiciones humanas con nuestra fe, yo comentaba a mis compañeras Catequistas que estaba mal poner ofrendas a los muertos, pero no me creen, voy a compartirles está información. Que Dios lo bendiga!
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