Por Modesto Lule MSP
En
ocasiones la gente pregunta que si es normal que el seminarista, la religiosa o
un laico den la homilía en la celebración Eucarística. Algunos sacerdotes por
no preparar la homilía invitan a un laico para dirigir algunas palabras, ya sea
caracterizados con disfraces o utilizando muñecos.
Esto
NO está permitido por la Iglesia católica, y así lo dice la Instrucción:
Redemptionis Sacramentum que fue preparada por mandato del Papa Juan Pablo II y
otros documentos que vamos a citar.
En
el capítulo III, número 64 dice textualmente: “La homilía, que se hace en el
curso de la celebración de la santa Misa y es parte de la misma Liturgia, «la
hará, normalmente, el mismo sacerdote celebrante, o él se la encomendará a un
sacerdote concelebrante, o a veces, según las circunstancias, también al
diácono, pero nunca a un laico. En casos particulares y por justa causa,
también puede hacer la homilía un obispo o un presbítero que está presente en
la celebración, aunque sin poder concelebrar». El número 66 dice: “La homilía
nunca la hará un laico. Tampoco los seminaristas, estudiantes de teología,
asistentes pastorales ni cualquier miembro de alguna asociación de laicos”.
Habrá
quien se justifique ante mil razones, pero la Iglesia tiene su liturgia y como
católicos debemos apegarnos a lo que se dicta.
La
homilía es la reflexión de las lecturas bíblicas que se han escuchado en Misa. Por
lo mismo en esta exhortación podemos analizar que NO está permitido hacer la
reflexión de lecturas a ningún laico.
Esto quiere decir que no se deben utilizar muñecos o payasos para dar un mensaje a los niños. Y si el sacerdote se viste de payaso para hacer llegar el mensaje debemos recordarle lo que dice Sacramentum Caritatis en su número 23 donde dice que el sacerdote debe evitar todo tipo de protagonismo inoportuno.
El mismo documento en su número 40 dice: “La sencillez de los gestos y la sobriedad de los signos, realizados en el orden y en los tiempos previstos, comunican y atraen más que la artificiosidad de añadiduras inoportunas”. La exhortación Redemptionis Sacramentum en su número 31 dice: “No vacíen el propio ministerio de su significado profundo, deformando de manera arbitraria la celebración litúrgica, ya sea con cambios, con mutilaciones o con añadidos”. Ecclesia de Eucharistia en su número 52 dice: “Por tanto, siento el deber de hacer una acuciante llamada de atención para que se observen con gran fidelidad las normas litúrgicas en la celebración eucarística… La liturgia nunca es propiedad privada de alguien, ni del celebrante ni de la comunidad en que se celebran los Misterios…
El sacerdote que celebra fielmente la Misa según las normas litúrgicas y la comunidad que se adecua a ellas, demuestran de manera silenciosa pero elocuente su amor por la Iglesia… A nadie le está permitido infravalorar el Misterio confiado a nuestras manos: éste es demasiado grande para que alguien pueda permitirse tratarlo a su arbitrio personal, lo que no respetaría ni su carácter sagrado ni su dimensión universal”.
Esto quiere decir que no se deben utilizar muñecos o payasos para dar un mensaje a los niños. Y si el sacerdote se viste de payaso para hacer llegar el mensaje debemos recordarle lo que dice Sacramentum Caritatis en su número 23 donde dice que el sacerdote debe evitar todo tipo de protagonismo inoportuno.
El mismo documento en su número 40 dice: “La sencillez de los gestos y la sobriedad de los signos, realizados en el orden y en los tiempos previstos, comunican y atraen más que la artificiosidad de añadiduras inoportunas”. La exhortación Redemptionis Sacramentum en su número 31 dice: “No vacíen el propio ministerio de su significado profundo, deformando de manera arbitraria la celebración litúrgica, ya sea con cambios, con mutilaciones o con añadidos”. Ecclesia de Eucharistia en su número 52 dice: “Por tanto, siento el deber de hacer una acuciante llamada de atención para que se observen con gran fidelidad las normas litúrgicas en la celebración eucarística… La liturgia nunca es propiedad privada de alguien, ni del celebrante ni de la comunidad en que se celebran los Misterios…
El sacerdote que celebra fielmente la Misa según las normas litúrgicas y la comunidad que se adecua a ellas, demuestran de manera silenciosa pero elocuente su amor por la Iglesia… A nadie le está permitido infravalorar el Misterio confiado a nuestras manos: éste es demasiado grande para que alguien pueda permitirse tratarlo a su arbitrio personal, lo que no respetaría ni su carácter sagrado ni su dimensión universal”.
Justificarse
dentro de los parámetros de la pastoral para hacer llegar un mensaje a los
niños puede ser peligroso, ya que los niños pueden acostumbrarse a ese tipo de
Misas y con el tiempo ver que las otras son aburridas porque no hay muñecos o
payasos que expliquen el Evangelio. Si se quiere presentar algún elemento didáctico
o pedagógico utilizando obras de teatro o representaciones con personas
caracterizadas lo mejor es hacerlo después o antes de misa, pero no en el
transcurso de ella.
Si
usted no está de acuerdo con esta reflexión, no tiene por qué reclamarme o contradecirme.
Esto lo dice la exhortación que mandó hacer el Papa Juan Pablo II y es clara,
así como los otros documentos de la Santa Madre Iglesia. Yo solamente la doy a
conocer a quien no la conoce para reflexionar y buscar hacer lo que se nos pide.
Hasta
la próxima.
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