Por P. modesto Lule
Zavala msp
padremodestomsp@gmail.com
Comúnmente
se entiende por maleficio, la capacidad de una persona de realizar un mal sobre
otra, en base a metodologías mágicas.
Un
maleficio surte un efecto, entre otras razones, por autosugestión. Lo creemos
tanto que nos llega a pasar. O si nos pasa algo malo lo adjudicamos a ese
supuesto maleficio.
No hay nadie en el mundo que tenga los poderes de Harry
Potter o de algún otro brujo. Otra cosa es que sea ayudada por el demonio, pero
si usted está con Dios no debe temer absolutamente nada.
Aquí
una explicación científica de lo que sucede cuando una persona es supersticiosa
y piensa que le han hecho un maleficio o brujería:
La
persona que se autosugestiona, es decir que se llega a creer que le embrujaron
o le hicieron el maleficio, aumenta su tensión nerviosa, manteniendo una
situación de alerta constante, lo que repercutirá en una secreción mayor de lo
habitual de adrenalina y un aceleración del ritmo cardiorrespiratorio. Habrá
contracciones musculares, gastritis, insomnio, angustia, ansiedad y demás
disfunciones, que pueden llegar a provocar cuadros clínicos serios y con esto
aumentará más su creencia en el posible maleficio a su persona.
En
ocasiones el dichoso maleficio suele surtir un efecto, pero es a raíz de algún
engaño encubierto. En ocasiones los objetos que se utilizan, cuentan con
sustancias tóxicas que al tomar o tener contacto con la persona, producen una
serie de efectos que fácilmente pueden ser adjudicados a lo preternatural,
cuando las causas son perfectamente naturales.
No
hay que dejarse engañar por tantos charlatanes que salen en la radio, TV o en
la prensa diciendo que cuando pasamos por problemas hemos sido afectados con un
trabajo o maleficio. Al respecto siempre les comento a las personas que si eso
fuera verdad, los países ya no harían armas y contratarían a esos embusteros
para que con menos dinero pudieran hacer daño a los enemigos. Algunos pues
podrán invocar al demonio para hacerle un daño a otra persona, pero si nosotros estamos muy cerca de Dios el
demonio se rinde ante la presencia del Todo Poderoso.
Si
usted dice que se escuchan ruidos, que ve personas o sombras, le hablan, le
jalan las cobijas, tiran los trastes y muchas cosas más, tenga cuidado. No
necesariamente es que le hayan hecho un embrujo, tampoco es un ánima en pena
como suele también decirse. El demonio no trabaja solo y tiene miles de
ayudantes. Lo mejor es pedir la bendición de la casa, confesarse todos en ese
lugar, orar todos juntos en algún momento del día. Tener la palabra de Dios
expuesta, encender un cirio y pedir la protección de Dios con la oración. Puede
suceder que algún miembro de la familia o conocido esté “coqueteando” con la
“santa muerte” y el demonio ya haya entrado a esa casa. De igual manera, haga lo mismo si le han
dicho que le hicieron un trabajo de magia, hechicería o embrujo. Dios es más
Poderoso y con Él de nuestro lado saldremos vencedores.
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Hasta
la próxima.
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