
Cuando me encontraba estudiando la filosofía en Morelia, dividía mis tiempos de estudio, de trabajo y de apostolado. En mi apostolado atendía algunas de las unidades habitacionales que se encuentran alrededor del seminario.

Hola, ¿cómo andas en la vida, cómo estás? Yo ando bien, muy bien. Esa es la respuesta correcta. Creo que a veces somos muy limitados al dar nuestras respuestas. Por ejemplo, si nos preguntan cómo estamos, respondemos: bien. Pero no decimos, si bien mal, o muy bien.