domingo, 17 de noviembre de 2013

El Papa Francisco aconseja tomar "misericordina", medicina buena para el corazón.








El Papa Francisco terminó su Ángelus del domingo 17 de noviembre del 2013, aconsejando a los fieles que se encontraban en la plaza de San Pedro les dijo que tomarán un "medicamento" "bueno para el corazón", dijo: "Ahora me gustaría recomendarles un medicamento. ¿Qué? Se estarán preguntado ¿el Papa hace ahora de farmacéutico?". 







Al mismo tiempo que decía esto agitaba una caja similar a las que se encuentran en las farmacias de color blanco con una imagen de un corazón y una línea azul de extremo a extremo de la caja. En ella se podía leer "Misericordina, 59 pastillas para el corazón".


El mismo Papa dijo: "Preventivamente, se puede utilizar una vez al día, pero en caso de urgencia, se puede tomar tantas veces como necesite el alma", dijo el papa leyendo el modo de empleo de este "medicamento espiritual". "Tómenla, es una corona del Rosario con la cual se puede rezar, es una ayuda espiritual para nuestra alma y para difundir en todas partes el amor, el perdón y la fraternidad".


Con la caja en la mano, el Papa Francisco concluyó su ángelus diciendo a los fieles: "no olviden tomar su medicina porque es buena para el corazón, el alma y la vida". 


La idea de esta caja de "medicamento" la tuvieron unos seminaristas polacos consagrados a Faustina Kowalska, una monja polaca canonizada en el año 2000 por Juan Pablo II que propagó la devoción al Señor de la Misericordia.

Esta iniciativa, aprobada por el Papa Francisco, es una manera "de materializar los frutos del año de la fe que toca a su fin el domingo 24 de noviembre día de Jesucristo rey del Universo.

Miles de estas cajas, que contienen un rosario y un prospecto en diferentes idiomas para enseñar como rezar la coronilla al Señor de la Misericordia, fueron distribuidas en la plaza de san Pedro al finalizar el rezo del ángelus. 

 




Antes del rezo del Ángelus, el Papa había exhortado a los presentes a no dejarse engañar por falsos "salvadores", ni paralizarse por el miedo. Su reflexión se centró en un pasaje del Evangelio en el que Jesús responde a las preguntas de cuándo será el fin del mundo y cuáles serán los signos, y advierte que no hay que dejarse engañar por falsos salvadores, que no se debe tener miedo y que hay que vivir el tiempo de espera como tiempo de testimonio y perseverancia.

"Es una invitación al discernimiento –afirmó el Papa Francisco-. También hoy, en efecto, hay falsos 'salvadores', que tratan de sustituir a Jesús: líderes de este mundo, santones, incluso brujos, personajes que quieren atraer a sí las mentes y los corazones, especialmente de los jóvenes. Jesús nos pone en guardia: ¡No los sigan! Y el Señor también nos ayuda a no tener miedo: frente a las guerras, a las revoluciones, pero también a las calamidades naturales, a las epidemias, Jesús nos libera del fatalismo y de las falsas visiones apocalípticas."

Pero, advirtió, Jesús también anuncia que habrá dificultades y persecuciones pero que estamos en las manos de Dios. "Las adversidades que encontramos por nuestra fe y nuestra adhesión al Evangelio son ocasiones de testimonio; no deben alejarnos del Señor, sino impulsarnos a abandonarnos aún más en Él, en la fuerza de su Espíritu y de su gracia", dijo el Papa.


Al final, Jesús hace una promesa que es garantía de victoria: "Con su perseverancia salvarán sus almas". "¡Cuánta esperanza en estas palabras! Son un llamamiento a la esperanza y a la paciencia –afirmó Francisco- porque ¡a  pesar de los desórdenes y de los desastres que turban al mundo, el designio de bondad y de misericordia de Dios se cumplirá! Este mensaje de Jesús nos hace reflexionar sobre nuestro presente y nos da la fuerza para afrontarlo con coraje y esperanza, en compañía de la Virgen, que camina siempre con nosotros".

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