lunes, 25 de octubre de 2010

Cuando me dejé el cabello largo.


Yo hace mucho tiempo utilice mi cabello largo. No sé, tengo muchas razones por las cuales me deje el cabello largo en aquellos años del 96,97 y 98. Una de ellas era porque quería tener un luck diferente. Otra de ellas es un poco deschavetada (loca) pero se las voy a decir.
Yo para esos entonces ya comenzaba a ir a misa más seguido, y aunque no leía la Biblia directamente si leía mucho las lecturas de la misa. Me sensibilice mucho con la Palabra de Dios y buscaba siempre el buen trato por los demás y la comprensión. Recuerdo que una vez estando por ahí en alguna parte de la ciudad escuche como unas personas vituperaron (vociferaron, le dijeron de cosas groseras) a un oven por el solo hecho de traer pelo largo. Le decían que era un vago, un maleante y muchas cosas más que mi memoria no alcanza a traer a mi presente. Yo pensé que eso no era justo ya que no podíamos juzgar a una persona por su sola apariencia. El joven de cabello largo fue humilde y se retiro de aquel lugar, no así las personas aquellas continuaron lanzando blasfemias en contra de ese joven. Esa situación me llevo a tener una idea en mi mente y fue la de dejarme el cabello largo y darles a conocer a las personas que la sola apariencia de una persona no da a conocer su interior. Ese fue uno de los motivos principales por los cuales me deje el cabello largo. Tiempo después, ya con mi cabello largo me encontraba esperando el trasporte que me llevaría a casa. Un indigente en su silla de ruedas me miro y me pidió un favor. Me acerque y en el poco ingles que entendía comprendí que le trajera un refresco y unas papas francesas de un puesto por ahí cercano. Había más gente y extasiados contemplaban la escena. No sé si pensaron cosas negativas de mí, el caso es que ellos no dejaron de mirarme. Rápidamente fui por el encargo de aquella persona y cuando le entregaba su comida y el cambio él tomaba un dólar y me lo obsequiaba. Yo no quise aceptar. Volvió a insistir y yo me negué. Tómalo me decía en voz alta. No, le mencione nuevamente. Me dijo gracias, yo le respondí: no, gracias a ti, tú me has hecho el día (You make my Day). El sonrió y la demás gente se quedo congelada viendo la escena. Son cosas que no se olvidad porque nos dejan marcados. Pude dar a conocer que no todos los que traen cabello largo son malvivientes y mal educados. No recuerdo haber escuchado referencias negativas por mi manera de vestir en aquel tiempo que estuve con mi cabello largo. Pero si fueron muchas veces que la gente me miró con desprecio y con temor por lo que me atreviera a hacer en ese momento. Gracias a Dios nunca me cruzó un mal pensamiento contra esas personas. Ahora ya aunque quiera no me puedo dejar el cabello largo, porque simplemente ya no tengo. Dios mira el corazón del hombre y el hombre se queda en la pura apariencia.


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Hasta pronto.

Att. Modesto Lule
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1 comentario:

coto dijo...

Creo de verdad que el problema no es la apariencia, es que el hombre se cree con el derecho juzgar, porque se ve mejor que los demás o inferior, eso lo lleva a buscar cualquier motivo para amonestar a otros. El hombre no se da el tiempo de conocer su propio interior, menos se lo dará a otros para conocerlos. Juzga...