El maestro
Marcelino y su clase.
Por Modesto Lule msp
Twitter: @ModestoLule
Facebook: ModestoLuleZ
La
lucha en la vida. Es nuestra historia, constantemente. Hoy, recordando un poco
mi pasado y lo que es mi vida y mi vocación, me doy cuenta que muchas de las
cosas que tengo no estarían aquí si yo no hubiera luchado. La misma vocación
que tengo creo que no sería ya, de no ser por esos instantes de lucha que al
principio parecían eternos, por lo difíciles que resultaban. Pero con el
transcurso del tiempo, el esfuerzo es lo que da valor a las cosas.
Es
muy claro que no pueden brotar plantas de la tierra sin antes sembrarlas. Y así
mismo, no se pueden realizar grandes cosas en la vida si no se lucha, si no hay
esfuerzo, sacrificio y entrega del todo por el todo.
Recuerdo
ahora una anécdota. Cuando yo estudiaba la preparatoria tenía un maestro de matemáticas
al que apodábamos “El delfín”, porque era muy inteligente, pero no le entendíamos
nada. Su nombre era Marcelino. Un día, un compañero de clase, cansado de no
entender nada de teoremas y ecuaciones, se atrevió a decirle en plena clase:
-Oye Marcelino, no le entiendo nada a todo eso que nos dices. – ¿Como que no le
entiendes nada? Preguntó el maestro. -Pues
sí, no le entiendo nada. Trato y trato de entender pero no lo consigo. Dijo el
compañero. -Ahí está el problema, que
solo tratas. Si te empeñaras por aprender, lo conseguirías. Concluyó Marcelino.
Creo
que eso mismo es lo que nos pasa a muchos con las actividades que realizamos
todos los días. Solo “tratamos”. “Tratar” es solo intentarlo, es como hacer una
mera prueba para ver si la podemos realizar. Pero puede que al final no haya
ese empeño, esa lucha para llegar a conclusiones exitosas.
Se
necesita más entrega de parte de cada uno de nosotros, se necesita tenacidad,
porque: “Los ganadores nunca se rinden, y los que se rinden, nunca ganan”
(Thomas Jackson).
La
palabra tenacidad proviene del latín tenas, cuyo significado es asirse,
prenderse de algo. Es la misma raíz de la palabra tenazas, la herramienta que
nos auxilia para que podamos tirar o tomar de algo si requerimos cambiarlo de
sitio o removerlo. La tenacidad implica asirse a una meta, voluntariamente, ignorar
las distracciones, enfocarse a hacer lo correcto y permanecer fiel a la tarea
que nos conducirá a la consecución de dicha meta.
Que
nunca nos falte la tenacidad para poder alcanzar lo que tengamos en nuestra
mente y en nuestro corazón, sin esperar que las cosas se den por sí mismas. Es cuestión
de luchar en todo momento. Quien lucha adquiere la tenacidad tan importante
para nuestra vida espiritual y moral. Sigamos luchando.
Hasta
pronto.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario