sábado, 7 de abril de 2012

LOS LENTES, LA VISTA, EL MURO Y LOS TÍOS



Cuando la vida te presenta esos males que no te dejan ver.

Por Modesto Lule msp
padremodestomsp@gmail.com
Twitter: @ModestoLule
Facebook: ModestoLuleZ

La carnosidad en mis ojos va en aumento y mi mamá ya me dijo que me tienen que operar. Espero hacerlo en un futuro para remediar este mal y de paso le diré al doctor que me ponga unos pupilentes color azul cielo. Así cuando me vean dirán: Mira, tiene ojos de cielo. Otra persona dirá: Claro, son de cielo, porque un ojo le relampaguea y en el otro trae una nube. 


Pero esto de la vista es preocupante. Yo no sé si tú utilizas lentes pero yo que tengo miopía y astigmatismo se me hacen indispensables. Cuando me tengo que bañar me los quito y es un sufrir, es incomodo. 

Fíjate que yo estaba un poco ciego y no lo sabía, pensaba que era normal en mí. Yo miraba las cosas y las veía nubladas a cierta distancia y la luz se me difuminaba en diferentes formas. Aceptaba la vida así porque pensaba que así eran las cosas. No reclamaba ni exigía nada porque lo creía todo tan normal. Pensaba que los demás las veían las cosas igual que yo. En verdad no sé desde cuando me comenzó este mal, lo que si se es que cuando yo tenía 18 años note que mi vista no era normal. Y digo normal, porque los demás miraban cosas que yo no alcanzaba a ver y eso me preocupo. Fue una ocasión cuando iba con un tío, y me preguntó que cual era la calle que seguía. Yo mire el cartel en lo alto del poste y no distinguía bien su nombre. Me volvió a preguntar nuevamente y le dije que todavía no miraba bien, que en cuanto nos acercáramos le diría. Él me pregunto un poco sorprendido: ¿No ves el nombre de la calle en el letrero? No. Le conteste yo. No puede ser, me dijo, si está clarísimo. Yo me espante un poco y ese viaje se convirtió en una prueba de la vista. ¿Ves aquello, qué dice? ¿Y aquello? Ese día me di cuenta que necesitaba ir con el oftalmólogo. Me asignaron lentes desde entonces y creo que la perdida de mi vista sigue. Al principio me daba pena usar  lentes por la burla, pero la vencí y ahora hay veces que no me los quito ni para dormir, será porque a veces no me acuerdo de quitármelos. Yo mismo hago un poco de broma con el problema de mi vista y les cuento el chiste que un día allá en mi niñez se lo escuche a mi tío Ubaldo. Les digo: que voy con el oculista y me dice, siéntate en el sillón tapate un ojo y dime las letras que están el muro. Yo volteo y veo al oculista y le pregunto. ¿Cuál muro? 

Pero volviendo al problema de la vista saco esta reflexión. Hay muchos que se quejan de lo mal que está el mundo, de lo mal que está la sociedad. Son tan pesimistas que caen en un sinsentido de la vida. No tienen ganas de luchar, no sueñan con un mundo mejor, porque todo lo que tienen a su alrededor es malo, negativo, lo ven borroso, lo ven oscuro, distorsionado. ¿Qué es lo que les hace falta? Les hace falta fe. Fe en Dios para creer que esto malo que existe se puede cambiar. Fe en la humanidad, fe en la vida. No todo está perdido. Los grandes logros son de aquellos que sueñan con un mundo mejor y que luchan constantemente. Fe al dar una sonrisa, fe al abrir una puerta y saber que alguien les va a abrir, fe en saludar a otra persona después de haber tenido diferencias con ella. 

Necesitamos fe para todo en este mundo y hay muchas personas que ya la han perdido. El mundo es el mundo, yo, soy yo, pero mis lentes hacen que vea al mundo de diferente manera. Entre el mundo y yo debe haber fe para poder cambiar las cosas y vivir la vida a plenitud. Cuando empiezo a ver borroso, cambio mi graduación de lentes. Cuando comienzo a volverme pesimista renuevo mi fe en Dios y en la humanidad para seguir luchando por un ideal. Que nunca te canses de ver el mundo con los ojos de la fe y que el día de mañana sea más hermoso con tu mirada de fe. Visita al mejor medico de todos, nuestro Señor Jesucristo en el Sagrario y te ayudará a ver el mundo de la mejor manera.


Hasta pronto.

1 comentario:

coto dijo...

Deseo que esa enfermedad se detenga, que ya no avance más, que deje de ser impedimento para ser feliz o que sea lo que necesita, para seguir buscando esos ojos, que están dentro de ti.
Yo tengo muy buena vista, pero sé que aunque me acerque más y más, no puedo ver más de que lo que veo, por eso cierro los ojos y mi vista es infinita , pues veo con los ojos del corazón.
Todos somos cortos de vista porque creemos que entre más abiertos tenemos los ojos, más vemos...es todo lo contrario.
Oraré por sus bellos ojos.