Compilación por P.
Modesto Lule MSP
La
señal de la cruz es un signo, un sacramental, por el cual manifestamos nuestra
fe en Cristo que nos redimió por Su Cruz. Como todo signo, vale en cuanto se
hace como expresión auténtica del corazón.
El
Catecismo dice en su #2157
"El
cristiano comienza su jornada, sus oraciones y sus acciones con la señal de la
cruz, 'en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, Amén'. El bautizado
consagra la jornada a la gloria de Dios e invoca la gracia del Señor que le
permite actuar en el Espíritu como hijo del Padre. La señal de la cruz nos
fortalece en las tentaciones y en las dificultades."
SANTIGUARSE
Cuando nos tocamos la frente decimos en el nombre del Padre, que está arriba, en el Cielo. Después nos tocamos el vientre y decimos y del Hijo haciendo alusión a que Jesús nació del vientre de una mujer, la Virgen María. Después nos tocamos el hombro izquierdo y enseguida el derecho al mismo tiempo decimos y del Espíritu Santo. Al hacer este movimiento indicamos la grandeza de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad que se encuentra aquí y allá, al frente y atrás, en la derecha y en la izquierda, osea en todas partes. Al final decimos: amén. Hay algunos que no llevamos la mano hasta el vientre y la dejamos en el pecho y esto a dado pie a que los que atacan digan que no hacemos bien la señal de la Cruz y al hacerla al pecho hacemos una señal de la cruz invertida que al mismo tiempo la refieren con el símbolo del anticristo. No lo hacemos con esa intención, a veces es más por costumbre que se queda solamente en el pecho y no por una alusión maligna.
SIGNARSE
Cuando hacemos una señal de la cruz en la frente, otra en la boca y otra en el pecho o en el corazón cuando se proclama el Evangelio en Misa. Cuando hacemos la señal de la cruz en la frente decimos: Por la señal de la Santa Cruz, (en la frente) de nuestros enemigos, (en la boca) líbranos Señor Dios nuestro. (en el pecho)
PERSIGNARSE
Cuando se hace la combinación de las dos anteriores, primero la santiguación y luego la signación.
SANTIGUARSE
Cuando nos tocamos la frente decimos en el nombre del Padre, que está arriba, en el Cielo. Después nos tocamos el vientre y decimos y del Hijo haciendo alusión a que Jesús nació del vientre de una mujer, la Virgen María. Después nos tocamos el hombro izquierdo y enseguida el derecho al mismo tiempo decimos y del Espíritu Santo. Al hacer este movimiento indicamos la grandeza de la Tercera Persona de la Santísima Trinidad que se encuentra aquí y allá, al frente y atrás, en la derecha y en la izquierda, osea en todas partes. Al final decimos: amén. Hay algunos que no llevamos la mano hasta el vientre y la dejamos en el pecho y esto a dado pie a que los que atacan digan que no hacemos bien la señal de la Cruz y al hacerla al pecho hacemos una señal de la cruz invertida que al mismo tiempo la refieren con el símbolo del anticristo. No lo hacemos con esa intención, a veces es más por costumbre que se queda solamente en el pecho y no por una alusión maligna.
SIGNARSE
Cuando hacemos una señal de la cruz en la frente, otra en la boca y otra en el pecho o en el corazón cuando se proclama el Evangelio en Misa. Cuando hacemos la señal de la cruz en la frente decimos: Por la señal de la Santa Cruz, (en la frente) de nuestros enemigos, (en la boca) líbranos Señor Dios nuestro. (en el pecho)
Signarnos la frente es pedirle a Dios que bendiga nuestra
mente y nos libre de pensamientos y deseos indebidos, signarnos la boca es
pedirle a Dios que bendiga nuestros labios y nos ayude a evitar palabras
ociosas y signarnos en el pecho es para pedirle a Dios que bendiga nuestro
corazón y evitar las malas acciones.
SIGNARSE EN MISA
Cuando nos signamos antes del evangelio es para predisponer
nuestra mente a la escucha atenta del mismo, en la boca para que sepamos
anunciar el evangelio y en el pecho para ser custodiado con amor y fe. Incluso En nuestro interior podemos decir: "Purifica mis pensamientos, mis labios y mi
corazón para que pueda escuchar y hacer vida tu santa palabra".
PERSIGNARSE
Los
cristianos, con frecuencia hacemos con la mano la señal de la cruz sobre
nuestras personas o nos la hacen otros, como en el caso del bautismo o de las
bendiciones.
Al
principio parece que era costumbre hacerla sólo sobre la frente. Luego se
extendió poco a poco a lo que hoy conocemos a hacer la gran cruz sobre nosotros
mismos (desde la frente al pecho y desde el hombro izquierdo al derecho) o bien
la triple cruz pequeña, en la frente, en la boca y el pecho.
Esta
señal de la cruz es una verdadera confesión de nuestra fe: Dios nos ha salvado
en la Cruz de Cristo. Es un signo de pertenencia, de posesión: al hacerla sobre
nuestra persona es como si dijéramos: "estoy bautizado, pertenezco a
Cristo, Él es mi Salvador, la Cruz de Cristo es el origen y la razón de ser de
mi existencia cristiana..."
Tertuliano,
que murió alrededor del año 225, escribe: “En todos nuestros viajes y
desplazamientos, en la mesa, al entrar y salir, al encender las velas, al
acostarnos, al sentarnos, cualquiera que sea nuestra ocupación, hagamos la
señal de la cruz en la frente. Esta práctica
no esta mandada formalmente en la escritura; la enseña la Tradición, la
confirma la costumbre y la observa la fe”.
En
un tono similar, san Cirilo de Jerusalén, en el siglo IV, enseña: “Por tanto,
no nos avergoncemos de confesar al Crucificado. Sea la cruz nuestra señal,
realizada con atrevimiento por nuestros dedos sobre nuestra frente y en todo:
sobre el pan que comemos y la copa que bebemos, en nuestras idas y venidas;
antes de nuestro sueño, cuando nos acostamos y nos levantemos; cuando vamos de
viaje y cuando descansamos.
En
el mismo siglo IV san Ambrosio habla de la señal de la cruz completa y dice que
la mano pasaba de la frente al pecho y luego a los hombros. San Jerónimo y san
Agustín escriben que los cristianos trazaban la cruz sobre la frente, luego
sobre los labios y después sobre el corazón, como hacemos hoy antes de la
lectura del Evangelio de la misa.
Ya
a finales de la Edad Media, es decir al final del siglo XV, la práctica en
occidente fue la que conocemos hoy, con la mano que pasa del hombro izquierdo
al derecho, y no al revés.
SIGNIFICADO DE LA CRUZ
La
señal de la cruz en nosotros tiene dos significados, uno es cuando estamos
recordando que Cristo nos redimió, por
medio de su muerte en la cruz. Es decir por la victoria de Cristo sobre el
pecado, la muerte y el demonio. En segundo lugar, al pronunciar las palabras:
en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo, estamos profesando
nuestra fe en la Santísima Trinidad, el misterio central de nuestra fe.
Todo
gesto simbólico, todo signo, puede ayudarnos por una parte a entrar en comunión
con lo que simboliza y significa, que es lo importante.
Es
fácil hacer distraídamente la señal de la Cruz en los momentos que estamos
acostumbrados. Lo que es difícil es escuchar y asimilar el mensaje que nos
transmite este símbolo: -Un mensaje de salvación y esperanza, de muerte y de
resurrección. Eso es la cruz para los cristianos.
Los
cristianos tenemos que reconocer a la Cruz todo su contenido, para que no sea
un símbolo vacío. Si entendemos la Cruz, y si nuestro pequeño gesto de la señal
de la cruz es consciente, estaremos continuamente reorientando nuestra vida en
buena dirección: Un mensaje de salvación y esperanza, de muerte y de
resurrección. Eso es la cruz para los cristianos.
LO QUE NO SE DEBE HACER
Hay ocasiones que abusamos de los signos como en este caso de santiguarse. No es correcto persignarse en cada oración del gloria ni en el momento de la paz durante la Misa, ni antes de recibir la comunión ni tampoco después de recibirla. No debemos de hacer de este signo algo rutinario y vacío. Tengamos cuidado de no hacer la señal de la cruz un signo supersticioso pensando que al hacerlo ganaremos un juego, una apuesta o algo que pedimos a Dios.
LO QUE NO SE DEBE HACER
Hay ocasiones que abusamos de los signos como en este caso de santiguarse. No es correcto persignarse en cada oración del gloria ni en el momento de la paz durante la Misa, ni antes de recibir la comunión ni tampoco después de recibirla. No debemos de hacer de este signo algo rutinario y vacío. Tengamos cuidado de no hacer la señal de la cruz un signo supersticioso pensando que al hacerlo ganaremos un juego, una apuesta o algo que pedimos a Dios.
Y
como dijo san Pablo, ya no soy quien vivo, sino es Cristo que vive en mí.
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Gracias por compartir este blog y que Dios te bendiga.
Hasta
la próxima.
6 comentarios:
Muy buena publicación, solo me queda la duda de por qué no se debe de hacer la señal de la cruz después de la comunión
Mi familia siempre acostumbro a hacerlo
Pero quiero saber por qué no se debe de hacer
Gracias por la informacion
en mi parroquia en la celebracion de la palabra los lectores, ministros de la eucaristia y celebradores de la palabra no se signan antes de la proclamacion del evangelio, todos los fieles siempre lo hacemos, pero ellos no, y aun no han informado nada
a que se debe
No es necesario pues llevas al mismo Jesús en tu corazón
No es necesario pues llevas al mismo Jesús en tu corazón
Creer que verdaderamente comes la ostia y el vino es Jesús bivo dentro de tu corazón jesus crelo no es costumbre emberdad está vivo y Dios vibo en tu corazo ¿que más nesesitarias? Reflexiona eso amiga y llegara tu rrespuesta...
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