martes, 23 de agosto de 2016

Enojarse pero no pecar


Por Modesto Lule MSP



El la Biblia encontramos una exhortación de san Pablo que dice Efesios 5, 26-27: “Si se enojan, no pequen; que el enojo no les dure todo el día. No le den oportunidad al diablo”. No es problema enojarnos, sino dejar que ese enojo transcurra por todo el día y se mantenga por mucho tiempo y dicho sea de paso, que nos lleve a hacer cosas negativas en contra de la otra persona. Ya que si el enojo crece o se mantienen por mucho tiempo puede dar como fruto el orgullo y el resentimiento. Con el enojo en alto grado podemos cometer muchas cosas graves, desde dañar cosas materiales hasta a la misma persona con la que tuvimos un altercado.


EN LA BIBLIA ENCONTRAMOS QUE JESÚS TAMBIÉN SE ENOJÓ:

Marcos 3, 4 – 5:
 Luego preguntó a los otros: — ¿Qué está permitido hacer en sábado: el bien o el mal? ¿Salvar una vida o destruirla? Pero ellos se quedaron callados. Jesús miró entonces con enojo (µετcon  οργηςira) a los que le rodeaban, y entristecido por la dureza de su corazón le dijo a aquel hombre: —Extiende la mano. El hombre la extendió, y su mano quedó sana.

Marcos 10, 13 – 14: Llevaron unos niños a Jesús, para que los tocara; pero los discípulos comenzaron a reprender a quienes los llevaban. 14 Jesús, viendo esto, se enojó (ιησουςJesús  ηγανακτησενse indignó. Diccionario de la real Academia Española dice de la indignación: Enojo, ira o enfado vehemente contra una persona o contra sus actos) y les dijo: —Dejen que los niños vengan a mí, y no se lo impidan, porque el reino de Dios es de quienes son como ellos.

Como hemos visto en la Biblia si dice que Jesús se enojó. El enojo como tal no es pecado, lo malo es que este enojo se convierta en cólera y rabia por aquella persona.

En el siguiente pasaje no dice que Jesús se enojó, pero las reacciones lo suponen.

Juan 2, 13 – 17:
Como ya se acercaba la fiesta de la Pascua de los judíos, Jesús fue a Jerusalén. 14 Y encontró en el templo a los vendedores de novillos, ovejas y palomas, y a los que estaban sentados en los puestos donde se le cambiaba el dinero a la gente. 15 Al verlo, Jesús tomó unas cuerdas, se hizo un látigo y los echó a todos del templo, junto con sus ovejas y sus novillos. A los que cambiaban dinero les arrojó las monedas al suelo y les volcó las mesas. 16 A los vendedores de palomas les dijo: — ¡Saquen esto de aquí! ¡No hagan un mercado de la casa de mi Padre! 17 Entonces sus discípulos se acordaron de la Escritura que dice: «Me consumirá el celo por tu casa.»




San pablo también dice en Efesios 4, 30 – 31:  
 No hagan que se entristezca el Espíritu Santo de Dios, con el que ustedes han sido sellados para distinguirlos como propiedad de Dios el día en que él les dé la liberación definitiva. 31 Alejen de ustedes la amargura, las pasiones, los enojos, los gritos, los insultos y toda clase de maldad. 

En la carta a los Colosenses 3, 8 dice san Pablo:
Pero ahora dejen todo eso: el enojo, la pasión, la maldad, los insultos y las palabras indecentes.

En la 1 carta a Timoteo 2, 8 dice:
Así pues, quiero que los hombres oren en todas partes, y que eleven sus manos a Dios con pureza de corazón y sin enojos ni discusiones.

NO ES LO MISMO ENOJARSE QUE DISCUTIR
Discutir en la Biblia también lo encontramos con los apóstoles varias veces.

Marcos 9, 16: Él (Jesús) les preguntó: — ¿Qué están ustedes discutiendo con ellos?

Marcos 9, 33: Llegaron a la ciudad de Cafarnaúm. Cuando ya estaban en casa, Jesús les preguntó: — ¿Qué venían discutiendo ustedes por el camino?

Hechos 17, 2: Pablo, según su costumbre, fue a la sinagoga, y cada sábado, durante tres semanas seguidas, discutió con ellos, basándose en las Escrituras.

Hechos 17, 16 – 18: Mientras Pablo esperaba en Atenas a Silas y Timoteo, se indignó mucho al ver que la ciudad estaba llena de ídolos. 17 Por eso discutía en la sinagoga con los judíos y con otros que adoraban a Dios, y cada día discutía igualmente en la plaza con los que allí se reunían. 18 También algunos filósofos epicúreos y estoicos comenzaron a discutir con él.

Lucas 24, 15: Mientras conversaban y discutían, (caminantes de Emaús) Jesús mismo se acercó y comenzó a caminar con ellos.

La etimología (origen de la palabra) de la palabra discutir es del latín: “discutiré”, y este es derivado de “quatere” que significa “sacudir”. Es decir, “discutir” significa sacudir algo para separarlo. Eso es lo que hacían los antiguos Romanos con las plantas, para separar las raíces de la tierra y ver si las raíces eran sólidas. Es lo mismo que se debe hacer cuando se discute, se sacuden las palabras para ver si el argumento está sólido.

Hemos discutido con muchas personas y creo que lo seguiremos haciendo por mucho tiempo. Pero al hacerlo hay que tener cuidado de no llegar al disgusto pues lejos de agregar una solución se habrá agregado otro problema.

  
LA ASOCIACIÓN AMERICANA DE PSICOLOGÍA SOBRE EL ENOJO:

El enojo es una emoción humana totalmente normal y por lo general, saludable. No obstante, cuando perdemos el control de esta emoción y se vuelve destructiva, puede ocasionar muchos problemas en el trabajo, en las relaciones personales y en la calidad general de vida. Puede hacerlo sentir como si estuviera a merced de una emoción impredecible y poderosa.

El enojo es un estado emocional que varía en intensidad. Varía desde una irritación leve hasta una furia e ira intensa. Como otras emociones, está acompañada de cambios psicológicos y biológicos. Cuando usted se enoja, su frecuencia cardíaca y presión arterial se elevan y lo mismo sucede con su nivel de hormonas de energía, adrenalina y noradrenalina.

Expresar sus sentimientos de enojo con firmeza pero sin agresividad es la manera más sana de expresar el enojo. Otra manera de abordar esta reacción consiste en reprimir el enojo y después convertirlo o redirigirlo. Esto sucede cuando usted contiene su enojo, deja de pensar en ello y en cambio se concentra en hacer algo positivo. El objetivo es inhibir o reprimir su enojo y convertirlo en una conducta mucho más constructiva.

El enojo no expresado puede generar otros problemas. Puede conducir a expresiones de ira patológica como por ejemplo, conducta pasiva-agresiva (desquitarse con las personas indirectamente, sin decirles el motivo, en lugar de hacerlo de frente) o una actitud cínica y hostil duradera. Las personas que están constantemente menospreciando a los demás, criticando todo y haciendo comentarios cínicos, no han aprendido a expresar su enojo de manera constructiva. No es sorprendente entonces, encontrar que éstas no tienen la probabilidad de establecer relaciones exitosas.

El objetivo del manejo de la ira es reducir sus sentimientos emocionales y el despertar fisiológico que provoca. Si usted no puede deshacerse de las cosas o personas que le provocan enojo, ni evitarlas, ni tampoco cambiarlas, usted puede aprender a controlar sus reacciones.

Hay quienes no demuestran su ira gritando pero son crónicamente irritables y malhumorados. Las personas que se enojan con facilidad no siempre insultan y lanzan cosas; a veces se retraen socialmente, se amargan o se enferman.

Es mejor descubrir qué es lo que desencadena su ira y luego desarrollar estrategias para evitar que esos factores desencadenadores le hagan perder el control.

ENFERMEDADES DE LA IRA O ENOJO
Reprimir la ira hace mal a la salud psicofísica. Los problemas de salud son varios, incluyendo cuadros de depresión. Asimismo, se manifiestan daños y dolores físicos de índoles psicosomáticos, como úlceras y el padecimiento de fuertes dolores de cabeza y migrañas.

Se ha señalado que la ira puede ser mortal, ya que el continuo malestar emocional producto de los arrebatos coléricos e ira, producen problemas cardíacos, del tipo de las arritmias, que desembocarían en pre infartos, paros cardíacos y hasta la muerte.

Una opción para aminorar la ira
Los procesos de ira se originan en la frustración, el miedo, la duda, la culpa o la soberbia. Quien se libera de estas emociones negativas sabrá dominarse y ejercerá control de su mundo. Pero sobre todo la oración y la cercanía a la palabra de Dios y los sacramentos son la ayuda celestial que recibimos de lo alto. El Espíritu santo es quien nos da los dones de paciencia y comprensión que necesitamos para poder controlar nuestros impulsos. Cuando creas que el enojo comienza a arder e tu ser comienza a apagarlo con la oración al Espíritu Santo. Cultiva la voluntad mediante mortificaciones y sacrificios para que las emociones y los sentimientos no te controlen. Busca un guía espiritual que sea tu “coach” y te ayude para caminar por el camino de la paz y la armonía.


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Hasta la próxima.






1 comentario:

Unknown dijo...

Padre usted podria ser mi coach o guía espiritual a mi me cuesta a veces controlar el enojo.