Compilado por
Modesto Lule MSP
El pasaje de Isaías 11, 2 – 3 donde se habla de los seis dones del Espíritu Santo, (aunque no de forma
literal, pues en el Antiguo Testamento no se menciona como tal a la Tercera
Persona de la Santísima Trinidad) dice: El espíritu del Señor
estará continuamente sobre él, y le dará sabiduría,
inteligencia, prudencia, fuerza, conocimiento y temor del Señor.
1.
Don de sabiduría: Es gusto para lo
espiritual, capacidad de juzgar según la medida de Dios.
Etimología: La palabra sabiduría del verbo "saber" y
este del latín sapere = "tener buen
gusto y tener inteligencia". Sabiduría, por lo tanto, es la
comprensión avanzada que una persona tiene de un asunto.
Nos
hace comprender la maravilla insondable de Dios y nos impulsa a buscarle sobre
todas las cosas, en medio de nuestro trabajo y de nuestras obligaciones.
Tener
la sabiduría nos permite ver las cosas de acuerdo a como Dios las ve. La
sabiduría nos dirige a la hora de juzgar todo de acuerdo a la perspectiva
divina.
2.
Inteligencia
(Entendimiento):
Es una gracia del Espíritu Santo para comprender la Palabra de Dios y
profundizar las verdades reveladas.
Etimología: "inteligencia" del latín intus legere, que significa "leer dentro", penetrar,
comprender a fondo.
Nos
descubre con mayor claridad las riquezas de la fe.
Nos
ayuda a tener un conocimiento más claro de las enseñanzas y las verdades de la
iglesia.
3.
Don de consejo: Ilumina la conciencia
en las opciones que la vida diaria le impone, sugiriéndole lo que es lícito, lo
que corresponde, lo que conviene más al alma.
Etimología: Consejo viene del latín consilium (deliberación, consulta, debate
en una asamblea) y este del verbo consulere (deliberar conjuntamente, consultar, pedir asesoramiento, ser
experimentado y juzgar bien).
Esto
nos permite practicar y perfeccionar la virtud de la prudencia, o saber qué
hacer y qué evitar en diferentes situaciones.
4.
Don de fortaleza: Fuerza sobrenatural que
sostiene la virtud moral de la fortaleza. Para resistir las instigaciones de
las pasiones internas y las presiones del ambiente. Supera la timidez y la
agresividad.
Etimología: La palabra fortaleza (fuerza y vigor) viene del provenzal fortalessa compuesta del sufijo
de cualidad -essa (equivalente al nuestro -eza) sobre la palabra latina fortis =
"fortaleza".
Nos
ayuda a superar los obstáculos y a perseverar en nuestra fe, siempre confiando
en la divina providencia de Dios para equiparnos con la virtud necesaria
5.
Don de ciencia: Nos da a conocer el
verdadero valor de las criaturas en su relación con el Creador. Nos lleva a
juzgar con rectitud las cosas creadas y a mantener nuestro corazón en Dios y en
lo creado en la medida en que nos lleve a Él.
Etimología: La palabra ciencia viene del latín scientia (conocimiento)
Con
el don del conocimiento o ciencia, somos capaces de discernir y descubrir la
voluntad de Dios en todas las cosas y juzgar todo de acuerdo con esta
perspectiva divina.
6.
Don de piedad: Sana nuestro corazón de
todo tipo de dureza y lo abre a la ternura para con Dios como Padre y para con
los hermanos como hijos del mismo Padre.
Etimología: La palabra "piedad" viene del latín
pietas y significa "pena, dolor,
devoción, fervor religioso". Sus componentes léxicos son: pius (devoto,
amable), más el sufijo –dad (cualidad).
Un
hábito sobrenatural infundido con la gracia santificante. Nos mueve a tratar a
Dios con la confianza con la que un hijo trata a su Padre.
7.
Don de temor de Dios: Nos induce a huir de
las ocasiones de pecar, a no ceder a la tentación, a evitar todo mal que pueda
contristar al Espíritu Santo.
El
temor del Señor nos equipa con un temor del pecado y de ofender a Dios. No es
por miedo al castigo del Señor, sino que brota naturalmente de nuestro profundo
amor y respeto por Dios.
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Hasta
la próxima
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