Por Modesto
Lule MSP
Pareciera
ser que las modas religiosas en ciertos momentos son abrazadas en la Iglesia
católica. Pareciera ser que ciertas personas les dan más importancia a los
sacramentales que a los sacramentos. Pueden ser diferentes orígenes de estas
cosas que hemos mencionado y son muy comunes en ciertos lugares como una
novedad.
La
sanación intergeneracional nos sugiere la posibilidad de que actos negativos de
nuestros antepasados puedan introducirse, de alguna forma en nuestra “sangre” y
paguen por ello las generaciones futuras”.
Se
ha escuchado a ciertas personas decir que nosotros cargamos con los pecados de
nuestro árbol genealógico. Su base son algunos textos del Antiguo Testamente en
la Biblia, como por ejemplo Deuteronomio 5, 9 – 10 que dice: “… yo soy el Señor tu Dios, Dios celoso que castiga la maldad
de los padres que me odian, en sus hijos, nietos y bisnietos, pero que trato con
amor por mil generaciones a los que me aman y cumplen mis mandamientos”. Este
texto hay que entenderlo como parte de la revelación, que es progresiva. Y
también no hay que tomar todos los textos de forma literal. Un ejemplo claro es
cuando dice Jesús en el Evangelio de Mateo 5, 29 - 30: “Así pues, si tu ojo
derecho te hace caer en pecado, sácatelo y échalo lejos de ti; es mejor que pierdas
una sola parte de tu cuerpo, y no que todo tu cuerpo sea arrojado al infierno.
Y si tu mano derecha te hace caer en pecado, córtatela y échala lejos de ti; es
mejor que pierdas una sola parte de tu cuerpo, y no que todo tu cuerpo vaya a
parar al infierno”.
Hay
que saber interpretar bien la Sagrada Escritura para no caer en errores como
aquellos que difunden la dichosa sanación intergeneracional y dicen que
cargamos con los pecados de nuestros antepasados y aseguran que debemos hacer
una oración específica para sacudirlos o purificarlos de nuestras vidas.
Otros
promotores de esa dichosa sanación dicen que a lo que se refieren es a la
oración por los familiares ya fallecidos para que Dios perdone sus pecados y al
perdonarlos estamos sanando el árbol genealógico de sus pecados y por eso
acuñan el término de sanación intergeneracional. Pero ese término no es
necesario agregarlo cuando nosotros ya oramos por nuestros difuntos de diversas
formas e incluso rezamos por los que no conocemos pero les damos el nombramiento
de ánimas del Purgatorio.
Los
que promueven la dichosa sanación intergeneracional y que señalan que cargamos
con los pecados de nuestros antepasados como si fuéramos reos de sus faltas
sugieren el pecado de Adán y de Eva. Lo que heredamos no es el pecado en sí,
sino las consecuencias del pecado original: ignorancia, malicia, debilidad y
concupiscencia. Nosotros no nacemos con un veredicto de
“culpable”
pero sí nacemos afectados por consecuencias que vienen de la naturaleza herida
por el pecado, la naturaleza que hemos heredado de los antecesores. Cuando la
Biblia nos invita a orar por los pecados de nuestros antecesores, entonces, nos
está invitando a tomar conciencia de ese efecto destructivo que se extiende
desde un pasado que nos ha antecedido. Pero no quiere decir que tú eres
culpable del pecado y que tienes que liberarte de esa culpa.
En
el Nuevo Testamento en Juan 9, 1 – 3 Jesús dice: Al salir, Jesús vio a su paso
a un hombre que había nacido ciego. Sus
discípulos le preguntaron: —Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre? ¿Por el
pecado de sus padres, o por su propio pecado? Jesús les contestó: —Ni por su
propio pecado ni por el de sus padres; fue más bien para que en él se
demuestre lo que Dios puede hacer”. Si realmente comprendemos que Jesús es la
plenitud de la revelación, podemos comprender lo que nos dice en este pasaje
bíblico.
En
el Antiguo Testamento encontramos una lectura clara y concisa sobre esto de la
dichosa sanación intergeneracional y podemos leerlo en Ezequiel 18, 19 – 20
donde dice: “Ustedes preguntarán: “¿Por
qué no paga el hijo también por los pecados del padre?” Pues porque el hijo
hizo lo que es recto y justo, y cumplió y puso en práctica todas mis leyes: por
eso ciertamente vivirá. Sólo aquel que peque morirá. Ni el hijo ha de pagar
por los pecados del padre, ni el padre por los pecados del hijo. El justo
recibirá el premio a su justicia; y el malvado, el castigo a su maldad”.
Lamentablemente
algunos promotores de esta dichosa sanación intergeneracional le hacen más caso
a lo que supuestamente han dicho algunos demonios en supuestas personas
poseídas. Hagamos más bien caso a la Palabra de Dios y a la doctrina de la
Iglesia que Cristo fundó.
Hasta
la próxima.
3 comentarios:
Hola Padre, que hay del rosario intergeneracional y de los sitios catolicos que lo rezan en youtube, por ejemplo el Padre Sergio.
Gracias
Hola padre, que Dios le siga bendiciendo, justo las palabras que necesitaba, hay batallas en las que luchamos y siempre Dios nos pone mensajes que nos ayudan, es usted un ejemplo.
Hola Padre Modesto, siempre había tenido esa duda y hoy quedaron clarificadas esas interrogantes que tenía, gracias
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