
Hola me da mucho gusto que pases por esta página para leer algo de lo que escribo. Te comento que cuando no tengo trabajo me doy tiempo para salir al centro de la ciudad y ver qué hay de nuevo por esos rumbos.

Me acuerdo de una anécdota allá cuando yo era muy niño y vivía con mis padres en aquel hermoso ranchito que me vio crecer. Resulta que en aquellos tiempos mi papá tenía una enfermedad un tanto grave y se ponía enfermo cada fin de semana o cuando había dinero en su bolsillo. La enfermedad que tenían en aquel entonces se llama alcoholismo. Ya gracias a Dios y a su fuerza de voluntad salió de esa situación. No recuerdo la cantidad de años que ya lleva sin tomar pero anda por los diez o más. 

Hola, ¿cómo andas en la vida, cómo estás? Yo ando bien, muy bien. Esa es la respuesta correcta. Creo que a veces somos muy limitados al dar nuestras respuestas. Por ejemplo, si nos preguntan cómo estamos, respondemos: bien. Pero no decimos, si bien mal, o muy bien.
La pasamos muy bien en una fiesta cuando hay alegría, amigos y un muy buen ambiente, pero cuando hay que hacer labor en ella, ya sea que nos toque estar atentos a las cosas que hay que servir, preparar y atención a los invitados es abrumador y no se diga si tenemos que hacer reír a los demás. 
Un día de misión en saltillo Coah. Me encontraba haciendo el clásico visiteo que nos acerca con las personas. Andábamos de casa en casa con Biblia en mano y llevando un mensaje de esperanza para las personas. En ese apostolado se encuentra uno de todo tipo de personas, desde las que están buscando a Dios hasta las que se están escondiendo de Él.