Compilado por Modesto Lule MSP
01. Su nombre verdadero fue Giovanni di
Pietro Bernardone, algo así como (Juan de Pedro Bernardone ). Nació en Asís Italia entre el año 1181 y 1182. Falleció el 3 de octubre del 1226 a la edad
de 44 años en Asís. Fue canonizado el 16 de julio del 1228 en Asís por el
papa Gregorio IX. San Fracisco fue diácono más no sacerdote.
02. Su padre, Pedro
Bernardone, fue un comerciante que trabajaba en Francia. Como se encontraba en
dicho país cuando nació su hijo, la
gente le apodó "Francesco" (el francés) a su hijo.
03. Tuvo al menos un
hermano más, de nombre Angelo. Francisco recibió la educación regular de la
época, en la que aprendió latín.
04. De joven vivió
cómodamente entre lujos y riqueza, gastando mucho dinero y con ambiciones de
ser gran empresario. Era muy dado a las románticas tradiciones caballerescas
que propagaban los trovadores.
05. Cuando tenía cerca de
19 años, antes de su conversión, se unió al ejército y luchó en una guerra que
se libró entre las ciudades de Perugia y Asís. Fue hecho prisionero durante un
año, pero finalmente fue liberado ileso.
06. De acuerdo con los
relatos, fue en un viaje a Apulia (1205) mientras marchaba a pelear, cuando durante la
noche escuchó una voz que le recomendaba regresar a Asís. Así lo hizo y volvió
ante la sorpresa de quienes lo vieron, siempre jovial pero envuelto ahora en
meditaciones solitarias.
07. Empezó a mostrar una
conducta de desapego a lo terrenal. Un día en que se mostró en un estado de
quietud y paz sus amigos le preguntaron si estaba pensando en casarse, a lo que
él respondió: Están en lo correcto, pienso casarme, y la mujer con la que
pienso comprometerme es tan noble, tan rica, tan buena, que ninguno de ustedes
han visto otra igual.
08. El punto culminante
de su transformación se dio cuando convivió con los leprosos, a quienes tiempo
antes le parecía extremadamente amargo mirar.
09. Su padre, al darse
cuenta de la conducta de su hijo, fue enojado en su búsqueda, pero Francisco
estaba escondido y no lo halló. Un mes después fue él mismo el que decidió
encarar a su padre. En el camino a su casa, las personas con que se encontró lo
recibieron mal y, creyéndolo un lunático, le lanzaron piedras y lodo.
10. Su padre lo reprendió
severamente, tanto que lo encadenó y lo encerró en un calabozo. Al ausentarse
el airado padre por los negocios, la madre lo liberó de las cadenas. Cuando
regresó, fue ella quien recibió las reprimendas del señor de la casa, y fue
otra vez en búsqueda del muchacho a San Damián, pero Francisco se plantó con
calma y le reafirmó que enfrentaría cualquier cosa por amor a Cristo. (Francisco
tenía entonces 25 años)
11. Se dedicó después a
la reconstrucción de la capilla de San Damián. Según los relatos, lo hizo
después de haber visto al crucifijo de esta iglesia decirle: Francisco, vete y
repara mi iglesia, que se está cayendo en ruinas. Entonces decidió vender el
caballo y las mercancías de su padre en Foligno, regresó a San Damián con lo
ganado y se lo ofreció al sacerdote, pero este lo rechazó.
12. Pietro Bernardone, acudió
a las autoridades civiles a forzarlo a presentarse, pero el joven rehusó
hacerlo con el argumento de no pertenecer ya a la jurisdicción civil, por lo
que las autoridades dejaron el caso en manos de la Iglesia.
13. Francisco se sometió
al llamado de la autoridad eclesial. Ante el requerimiento de devolver el
dinero frente a su padre y al obispo de Asís, de nombre Guido, no sólo lo hizo,
sino que se despojó de todas sus vestimentas ante los jueces, proclamando a
Dios desde ese momento como su verdadero Padre. Ante esto, el obispo lo abrazó
y le envolvió con su manto.
14. Al principio de su
conversión, viéndose atacado por violentas tentaciones de impureza, solía
revolcarse desnudo sobre la nieve. Cierta vez en que la tentación fue todavía
más violenta que de ordinario, el santo se disciplinó furiosamente; como ello
no bastase para alejarla, acabó por revolcarse sobre las zarzas y los abrojos.
15. Su primer discípulo fue Bernardo de Quintavalle, quien era un rico
comerciante también proveniente de Asís que vendió todo lo que tenía para darlo
a los pobres, justo como él. Su segundo discípulo fue Pedro de Cattaneo. San
Francisco les concedió hábitos a los dos el abril de 1209. Para el año 1210
había 12 de ellos en total, es decir, igual número que los apóstoles.
16. Dios le había
concedido ya el don de profecía y el don de milagros. Cuando pedía limosna para
reparar la iglesia de San Damián, acostumbraba decir: "Ayudadme a terminar
esta iglesia. Un día habrá ahí un convento de religiosas en cuyo buen nombre se
glorificarán el Señor y la universal Iglesia". La profecía se verificó
cinco años más tarde en Santa Clara y sus religiosas.
17. Un habitante de Espoleto
sufría de un cáncer que le había desfigurado horriblemente el rostro. En cierta
ocasión, al cruzarse con San Francisco, el hombre intentó arrojarse a sus pies,
pero el santo se lo impidió y le besó en el rostro. El enfermo quedó
instantáneamente curado. San Buenaventura comentaba a este propósito: "No
sé si hay que admirar más el beso o el milagro".
18. En Roma no querían
aprobar esta comunidad porque les parecía demasiado rígida en cuanto a pobreza.
Por otra parte, muchos cardenales opinaban que las órdenes religiosas ya
existentes necesitaban de reforma, no de multiplicación y que la nueva manera
de concebir la pobreza era impracticable. Más tarde, el Papa relató a su
sobrino, quien a su vez lo comunicó a San Buenaventura, que había visto en
sueños a Francisco sosteniendo con su cuerpo la basílica de Letrán que estaba a
punto de derrumbarse. Cinco años después, el mismo Pontífice tendría un sueño
semejante a propósito de Santo Domingo. Inocencio III mandó, pues, llamar a
Francisco y aprobó verbalmente su regla; enseguida le impuso la tonsura, así
como a sus compañeros y les dio por misión predicar la penitencia.
19. San Francisco dio a
su orden el nombre de "Frailes Menores" (hermanos menores) por
humildad, pues quería que sus hermanos fuesen los siervos de todos y buscasen
siempre los sitios más humildes para predicar a los más desfavorecidos y
servirles en sus diferentes necesidades. San Francisco recorría campos y
pueblos invitando a la gente a amar más a Jesucristo, y repetía siempre: 'El
Amor no es amado". La gente le escuchaba con especial cariño y se admiraba
de lo mucho que sus palabras influían en los corazones para entusiasmarlos por
Cristo y su Verdad. Sus palabras eran reflejo de su vida en imitación a Jesús,
decía:
"El que ama verdaderamente a su enemigo
no se apena de las injurias que éste le provoca, sino que sufre por amor de
Dios a causa del pecado que arrastra el alma que lo ofendió. Y le manifiesta su
amor con obras".
20. En 1220, Francisco se
retiró del gobierno de la Orden y nombró como su Vicario a Pedro Cattani. Sin
embargo, Pedro murió sólo cinco meses después. Los visitantes a su tumba
reportaron muchos milagros, lo que llevó a grandes multitudes al lugar. Las
muchedumbres causaban problemas en la zona por lo que Francisco le rezó a
Cattani para se detuvieran los milagros, y estos cesaron.
21. En el 1221 san Francisco
y el cardenal Ugolino habían redactado una regla para la cofradía de laicos que
se habían asociado a los frailes menores y que correspondía a lo que
actualmente llamamos Tercera Orden, fincada en el espíritu de la "Carta a
todos los cristianos", que Francisco había escrito en los primeros años de
su conversión. La cofradía, formada por laicos entregados a la penitencia, que
llevaban una vida muy diferente de la que se acostumbraba entonces, llegó a ser
una gran fuerza religiosa en la Edad Media.
22. San Francisco pasó la
Navidad de 1223 en Grecehio, en el valle de Rieti. Con tal ocasión, había dicho
a su amigo, Juan da Vellita: "Quisiera
hacer una especie de representación viviente del nacimiento de Jesús en Belén,
para presenciar, por decirlo así, con los ojos del cuerpo la humildad de la
Encarnación y verle recostado en el pesebre entre el buey y el asno".
En efecto, el Santo construyó entonces en la ermita una especie de cueva y los
campesinos de los alrededores asistieron a la misa de medianoche, en la que
Francisco actuó como diácono y predicó sobre el misterio de la Natividad. Ahí
nació la primera representación de los nacimientos actuales.
23. Los estigmas son una condición en la que las heridas de
Cristo aparecen sobrenaturalmente en el cuerpo de una persona. Un franciscano
que lo acompañó dijo: "de repente vio una visión de un serafín, un ángel
de seis alas en una cruz. Este ángel le dio el don de las cinco llagas de
Cristo". Esto sucedió en 1224 durante un ayuno de 40 días en el Monte
Alvernia, cuando se preparaba para la Fiesta de San Miguel Arcángel, el 29 de
septiembre. A partir de entonces llevaba las manos dentro de las mangas del
hábito y llevaba medias y zapatos. Dijo que le habían sido reveladas cosas que
jamás diría a hombre alguno. Es el primer caso conocido en la historia de
estigmatizaciones visibles y externas. Es decir, tenía las heridas de clavos en
sus manos como si le hubieran crucificado. Estas heridas le aparecieron de un
día para otro después de un momento intenso de oración.
24. Francisco murió el 3
de octubre de 1226, después de escuchar la lectura de la Pasión del Señor según
San Juan. Francisco había pedido que le sepultasen en el cementerio de los
criminales de Colle d'lnferno. En vez de hacerlo así, sus hermanos llevaron al
día siguiente el cadáver en solemne procesión a la iglesia de San Jorge, en
Asís. Ahí estuvo depositado hasta dos años después de la canonización el 16 de
julio de 1228 por el Papa Gregorio IX. Al día siguiente el Santo Padre puso
personalmente la primera piedra de la nueva basílica de San Francisco de Asís.
25. En 1230, fue
secretamente trasladado a la gran basílica construida por el hermano Elías, pero
pronto fue ocultado por los franciscanos para protegerlo de los invasores
sarracenos. La ubicación de su cuerpo quedó en el olvido, y no fue
redescubierto hasta casi seis siglos después, en 1818, tras 52 días de
búsqueda, fue descubierto bajo el altar mayor, a varios metros de profundidad.
26. Digamos simplemente
que sus tres ramas: la de los frailes menores, la de los frailes menores
capuchinos y la de los frailes menores conventuales forman el instituto
religioso más numeroso que existe actualmente en la Iglesia. Y, según la
opinión del historiador David Knowles, al fundar ese instituto, San Francisco
"contribuyó más que nadie a salvar a la Iglesia de la decadencia y el
desorden en que había caído durante la Edad Media".
Hasta la próxima.
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