martes, 7 de agosto de 2012

DÉCIMO MANDAMIENTO:



NO CODICIARÁS LOS BIENES AJENOS

Por Modesto Lule msp
Twitter: @ModestoLule

Con este último escrito se cierra lo que podemos llamar una forma de explicar lo que son los diez mandamientos en nuestro tiempo. Es curioso notar como el primero manda amar a Dios sobre todas las cosas y el último remarca que no debemos codiciar bienes ajenos. No es que sea pecado aspirar a tener cosas materiales. El décimo mandamiento prohíbe el deseo desordenado, nacido de la pasión inmoderada de las riquezas y del poder. Cuando el corazón del hombre se apasiona por los bienes materiales muchas veces pierde la razón y es capaz de buscarlos por todos los medios a su alcance, incluyendo el robo. 


Este último mandamiento nos exhorta a que no debemos desear tener lo que otros tienen; a no ser envidiosos. Dios ha dado a cada hombre lo que Él ha querido y a cada uno le pedirá cuenta del uso que de esos bienes haya hecho durante su vida. Por lo mismo nos vamos a enfocar sobre la búsqueda de bienes materiales en forma desmedida.

En este último artículo dedicado a los 10 mandamientos voy a evitar de escribir pensamientos muy personales y la reflexión la voy a hacer más en el contexto bíblico. Dios nos habla siempre, pero muy pocas veces nos damos cuenta.

Lo que nos enseña san Pablo.
En la Biblia ya San Pablo nos advierte que es muy peligroso seguir las inclinaciones de este mundo: “Los que viven según las inclinaciones de la naturaleza débil, sólo se preocupan por seguirlas; pero los que viven conforme al Espíritu, se preocupan por las cosas del Espíritu. Y preocuparse por seguir las inclinaciones de la naturaleza débil lleva a la muerte; pero preocuparse por las cosas del Espíritu lleva a la vida y a la paz”. (Rom. 8, 5-6) No es nada sano pensar que podemos vivir absolutamente sin nada en este mundo. Las cosas materiales vienen siempre a facilitarnos la vida y a darnos cierto tipo de placer. Pero debemos tener cuidado de no caer en la idolatría a los bienes materiales ya que pueden ser peligroso para nuestra alma, ya sea si esos bienes los tenemos o si aspiramos a tenerlos. Jesucristo mismo nos señala: "Donde está tus riquezas allí estará tu corazón" (Mt 6,21).

Lo que nos enseña Jesucristo.
Otra recomendación que amplía el consejo para no dedicarnos a amontonar riquezas nos la da Jesucristo en una parábola cuando dijo: -Cuídense ustedes de toda avaricia; porque la vida no depende del poseer muchas cosas…«Había un hombre rico, cuyas tierras dieron una gran cosecha. El rico se puso a pensar: “¿Qué haré? No tengo dónde guardar mi cosecha.” Y se dijo: “Ya sé lo que voy a hacer. Derribaré mis graneros y levantaré otros más grandes, para guardar en ellos toda mi cosecha y todo lo que tengo. Luego me diré: Amigo, tienes muchas cosas guardadas para muchos años; descansa, come, bebe, goza de la vida.” Pero Dios le dijo: “Necio, esta misma noche perderás la vida, y lo que tienes guardado, ¿para quién será?” Así le pasa al hombre que amontona riquezas para sí mismo, pero es pobre delante de Dios.» (Lc.12, 15-21)

No hay que desgastarnos la vida por buscar solamente cosas materiales. Jesucristo dice: Pongan toda su atención en el reino de los cielos y en hacer lo que es justo ante Dios, y recibirán también todas estas cosas. (Mt. 6,33)


Hasta la próxima.

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Gracias y que Dios te bendiga.




1 comentario:

coto dijo...

Esta insatisfacción que vive en nosotros siempre nos hace esclavos de las cosas y de las personas.Los bienes materiales no son un medio, sino un fin y en este fin se nos va la vida,cambiando nuestra escala de valores y sufriendo por ello. Tener lo justo es lo indicado y necesario porque si logramos tener todo lo material hay que vació estaría nuestro corazón y eso no es vida, seguirá siempre siendo una insatisfacción.